MEDITACIÓN DEL BOSQUE





MEDITACIÓN DEL BOSQUE

Te encuentras caminando apaciblemente por un bosque rodeado de robles, castaños, abedules, y a la vez vas observando tu respiración, de manera calmada sin esfuerzo alguno respiras un aire puro, limpio, inhalas y te llenas de paz, exhalas y sientes serenidad.

Ahora detente y escucha el canto de las aves y el suave murmullo del viento al soplar entre las ramas más altas de los árboles, siente el aire como acaricia tu cara, la frescura en tu piel. Caminas y escuchas el crujir de la hojarasca al pisarla, la tierra te acoge con su manto de otoño. Extiendes tu mirada hacia un horizonte que se va transformando en un tono azulado con colores anaranjados, dorados y pinceladas de color rosa porque comienza a atardecer.

Te agachas y tocas la tierra que se mezcla entre tus manos, conectando con ella, ¿Qué notas? ¿Está seca o húmeda? ¿Está mezclada con hojas? ¿Qué recuerdos te trae? De repente un sonido atrae tu atención, te diriges hacia el mismo y observas un arroyo que pasa entre piedras y cantos rodados blancos, con aguas cristalinas, introduces tus pies en ellas. ¿Qué sientes? ¿Está fría? Te masajea suavemente las plantas de tus pies y experimentas un ligero cosquilleo entre tus dedos. Una suave sonrisa aparece en tu rostro.

Suelta tus preocupaciones y pensamientos, déjalos ir con la corriente y observa como van desapareciendo con su fluir, respiras paz en tu interior, te has vaciado de miedos y frustraciones, sólo estás tú y conectas con tu yo interno.

De nuevo vuelves a caminar por el manto de hierba, pones un pie y no levantas el otro hasta tocar la planta del mismo con el suelo. Caminas relajadamente, el suelo blando permite que te afiances a la tierra, entonces un árbol llama tu atención por la energía que irradia, apoyas tu espalda en su tronco, respiras con él, ahora pones tus manos en su tronco. ¿Notas el calor que desprende? Observa como tus pies se arraigan a la tierra junto a las grandes raíces del árbol, le das gracias por la vida y el oxígeno que te regala.

Ahora sigues caminando y un claro en el bosque llama tu atención, llegas allí y notas como el sol del atardecer te envuelve en una luz cálida, respiras y vas volviendo muy despacio, primero despiertan los dedos de tus pies, de las manos, te estiras y abres muy lentamente los ojos.

GRACIAS POR EL MOMENTO VIVIDO





Comentarios

Entradas populares de este blog

MEDITACIÓN EL MAR

MEDITACIÓN COMPASIÓN