MEDITACIÓN DEL BARCO Adoptamos la postura de meditación, sentados con los pies en el suelo, manos encima de las piernas, espalda recta, vamos bajando el mentón ligeramente hacia el pecho, y poco a poco vamos cerrando los ojos. Respiro profundamente con cada gong, el plexo solar acompaña el ritmo respiratoria al latir de tu corazón. Inhalo, paro, exhalo. Imagina ahora que estás en un barco velero con un gran mástil, donde un ligero viento permite que las velas ondeen y se desplace con suavidad y elegancia, con una total sensación de libertad, de paz. El aire marino roza tus mejillas, pelo, frente, cuello mientras respiras un aire húmedo salitre que penetra hasta los pulmones llenando de oxígeno y de yodo cada parte y órganos de tu cuerpo. Navegas por un mar en calma, rodeado de delfines que entonan un bello cántico. Te sientes vivo, ligero, libre, feliz. Poco a poco las olas te van acercando a una isla. Bajas y notas el frescor del agua en tus pies y piernas, todo tu cuerp
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